Las condiciones climáticas y de suelo distinguen, según destaca la responsable de comunicación de la DO, Inmaculada Fernández el territorio de la DO Bullas, con una Monastrell que ocupa el 80% del viñedo de la DO y que crece en suelos pobres en materia orgánica; calizos, pardocalizos y aluviales en los fondos de valle.
“El clima de la DOP Bullas es mediterráneo; con algunas zonas en las que presenta características continentales, con un refrescamiento nocturno, altitud considerable que lo favorece, acercamiento a zonas boscosas y amplitud térmica de hasta 20 grados entre el día y la noche. Estas condiciones propician que la Monastrell madure de forma tranquila, para producir unos vinos que destacan por su delicadeza y frescura”, explica Inmaculada.
Un territorio singular, que sorprende por la belleza de sus parajes, el estudio y la puesta en valor de la historia del vino, que se puede apreciar en el Museo del Vino de Bullas, cuyas instalaciones forman parte de una antigua bodega y su interior presenta curiosidades de la zona como son las tinajas enterradas en el suelo. Según señala el director del Museo Salvador Martínez “resultan representativas de la zona porque mantienen la tradición romana hasta nuestros días y se ha utilizado como técnica para conservar la temperatura del vino constante”.
Cuidados utensilios de labranza y maquinaria tradicional, entre los que resultan especialmente interesantes las prensas de madera y esparto – muy características de la zona – y que nos demuestran la importancia del sector y el cultivo en la DO Bullas y nos invitan a seguir aprendiendo y disfrutando de la Monastrell.